-“Vos no escribís una nota por día?”… Me pregunta Andrés Calamaro.
-“si”, le respondí.
-“Y entonces qué tiene de raro que yo escriba una canción por día” insistió Andrés Calamaro, desde el fondo del calor del verano porteño. “Si te sorprende es porque los artistas suelen ser unos vagos. Yo no lo soy. Y escribo más de una canción por día. He llegado a hacer diez en un solo día. Porque si escribo solo una, estoy a apenas una canción de que pase un día sin escribir una canción. Y eso sí que me da miedo”, decía Calamaro desde lo profundo de Deep Camboya, el diminuto cuarto devenido a estudio ubicado bien al fondo del entrepiso de su hogar en pleno varios norte porteño.
Un par de cuadras más lejos, frente al cementerio de recoleta, el múltiplex más lujoso y más caro de Buenos Aires ofrecía los últimos estrenos cinematográfico de las distribuidoras norteamericanas más importantes…
The Calamaro Files // Martín Pérez // Gourmet Musical