Por Rafael Paulo Franco A.
Santiago, octubre de 2024. El gobierno de Gabriel Boric se encontraba en plena efervescencia. La economía estaba en auge, y las reformas sociales avanzaban a paso firme. Sin embargo, en el corazón del poder, una bomba de tiempo estaba a punto de explotar.
Manuel Monsalve, subsecretario del Interior, era un hombre cercano al presidente Boric. Había sido clave en la campaña electoral y había trabajado incansablemente para implementar las políticas del gobierno. Sin embargo, su vida personal estaba a punto de convertirse en un escándalo nacional.
Una joven mujer, Sofía, denunció a Monsalve por violación. La noticia se propagó como un reguero de pólvora, y el gobierno se vio obligado a actuar rápidamente. Monsalve renunció a su cargo, y el presidente Boric anunció una investigación exhaustiva.
La crisis política que siguió fue intensa. La oposición, liderada por Evelyn Matthei, no tardó en aprovechar la situación. “El gobierno de Boric es un gobierno de corruptos y violadores”, declaró Matthei en un discurso en un acto en el Teatro Caupolicán
Mientras tanto, Sofía se convirtió en la figura central del caso. Su historia era conmovedora: una joven vulnerable, abusada por un poderoso político. La opinión pública se dividió y el país se encontró en un estado de polarización.
Años después, durante el juicio de Monsalve, se reveló que él mantenía una relación con Sofía. Ella trabajaba para el Tren de Aragua, la banda criminal más peligrosa del cono sur. La relación había comenzado meses antes de la denuncia.
La defensa de Monsalve argumentó que la relación había sido consensuada y que Sofía había sido la iniciadora. Sin embargo, la fiscalía sostuvo que la relación había sido abusiva y que Monsalve había utilizado su poder para manipular a Sofía. El país estaba dividido para saber la sentencia final.
El veredicto fue impactante: Monsalve fue absuelto de los cargos de violación. La corte consideró que la relación había sido consensuada y que no había pruebas suficientes para demostrar la violación.
La reacción pública fue furiosa. La opinión pública se sintió engañada, y muchos creyeron que la justicia había fallado. La coalición de Boric, que había perdido las elecciones frente a Matthei, se vio aún más debilitada.
Sin embargo, había algo más detrás del caso Monsalve. Un periodista investigativo, Alejandro Beltrán, había estado siguiendo la pista de una posible conspiración. Descubrió que Sofía había sido contactada por un político de la oposición meses antes de la denuncia. Político de extrema derecha con contactos con el Tren de Aragua. El objetivo era uno solo: Sacar el gobierno de Boric. Ganaba la extrema derecha y el crimen organizado.
“Queremos que tú nos ayudes a derrocar a Boric”, le había dicho el político. “Tú eres la clave para nuestra victoria”.
Sofía había aceptado la oferta, y el plan fue puesto en marcha. La denuncia de violación había sido solo una parte del plan, diseñado para desacreditar a Monsalve y al gobierno de Boric.
Alejandro publicó su investigación y el país se quedó estupefacto. La verdad había salido a la luz y la justicia había sido manipulada para fines políticos.
El caso Monsalve se convirtió en un ejemplo de cómo la política puede ser utilizada para destruir vidas y carreras. La verdad, aunque dolorosa, había sido revelada, y el país podía comenzar a sanar.
Pero la pregunta seguía en el aire: ¿quién había sido el cerebro detrás del complot? La investigación continuaba, y el país esperaba con ansias la verdad…. pero esa, es otra historia.
La ucronía es un género literario que explora historias alternativas, imaginando cómo habría sido el mundo si ciertos eventos históricos hubieran ocurrido de manera diferente.